Un gallego a otro
en la calle:
- ¿Qué tal el
viaje en tren?
- Pues, muy mal,
me tocó estar sentado en sentido contrario al de marcha y me he mareado.
- Bueno, pero
pudiste haberle dicho al de enfrente que te cambiara el asiento.
- Es que no había
nadie.
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