Morris va con su amigo Irving y le dice:
- Me estoy acostando con la esposa del rabino. ¿Puedes distraerlo en la sinagoga una hora después del servicio?
A Irving no le gusta mucho la idea, pero Morris es su amigo de toda la vida, así que acepta, un poco molesto.
Después del servicio, se acerca al rabino y le hace todo tipo de preguntas tontas, sólo para entretenerlo. Después de un tiempo, el sabio rabino se da cuenta de que hay algo más, así que le pregunta a Irving qué es lo que realmente quiere.
Irving, lleno de remordimiento y culpa, le confiesa al rabino:
- Mi amigo está con su esposa y me pidió que lo entretuviera un rato.
El rabino sonríe, le pone una mano amigable en el hombro y le contesta:
- Creo que tienes que irte corriendo a tu casa. ¡Mi esposa murió hace dos años!
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