Un hombre se presenta en una oficina de empleo, y pide que le
den un trabajo. La oficinista le pregunta qué es lo que sabe hacer y el hombre
contesta:
- Llevo 25 años sin trabajar, y la verdad es que me da lo mismo cualquier oficio.
- Bien, bien, tengo aquí un trabajo de albañil.
El hombre dijo:
- Hmmm... cargar peso, llevar la carretilla, sudar... mire, ya le dije que
llevo 25 años sin trabajar, ¿No tiene algo más relajado?
- La verdad, tengo aquí un trabajo de camarero, ¿Le interesa?
- Hmmm... servir bebidas y no probarlas, lavar vasos, barrer, mover sillas,
cargar cajas... y... ¿algo un poquito más tranqui?
- Bueno, tengo algo de oficinista.
- Hmmm... estar sentado 8 horas, dolor de riñones, arruinarse la vista con la
computadora, papelones... ¿alguna otra opción?
A lo cual la oficinista ya totalmente podrida le contesta con tono sarcástico y
de agravio:
- Siiii, hay un trabajo de viajes y sexo.
- ¿Viajes y Sexo? Hmmmmm, suena bien, me interesa, a ver.
- Perfecto, es muy simple ¡cruce esa puerta y váyase bien a la concha de la
lora!
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