Un hombre que
trabajaba en una fábrica de conservas le confiesa un día a su mujer que desde
hacía un tiempo sentía unas ganas terribles de meter su pene a la cortadora de
pepinos. La mujer le dijo que tenía que
ver a un psicólogo. El tipo siguió
hinchando con lo mismo todos los días. Hasta
que se pudrió la mujer y le dijo que meta su pene en la cortadora y se deje de
joder.
Al día siguiente
llega el ñato cabizbajo y abatido. La
mujer le pregunta:
- ¿Qué te pasó
querido?
- ¿Te acordás de
mi compulsión de meter el pene en la cortadora?
- ¿Oh no, no me
digas que lo hiciste?
- Si, y me
despidieron.
- ¿Te lastimó la
cortadora?
- No, pero a ella
también la despidieron.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario